Vivimos un tiempo educativo apasionante. La educación pasará, sin lugar a dudas, de la importancia de la enseñanza (obligatoria o no) al aprendizaje. Lo cual significa una multitud de pequeñas transformaciones que vamos adaptando poco a poco: la figura del profesor y la centralidad del alumno, las estructuras del aula y su movilidad, los recursos cerrados y la apertura digital del conocimiento, los currículos personalizados y abiertos… Algunos de estos cambios ya los estamos viviendo y se incorporan al aula irremediablemente, pese a las resistencias que se puedan presentar.

¿En qué se nota?

  1. Visión del alumno. Centrado en su interés, en su capacidad y posibilidades. No tanto por hablar de lo que carece, sino de aquello próximo en lo que puede seguir creciendo. ¡Todavía falta!
  2. Nuevas metodologías. Un esfuerzo enorme por adaptar la educación desde dentro de la misma educación, un auténtico reset y vuelta a empezar, capaz de cargar un nuevo sistema operativo en la escuela.
  3. El rol del profesor. Considerado todavía el centro del proceso, pero que poco a poco va dando un paso atrás permitiendo construir aprendizajes desde el propio alumno. Mediador eficaz, facilitador de tareas, transformador del entorno.
  4. Entornos flexibles. Que las aulas puedan cambiar su distribución es un paso que todo lo trastoca. Siempre pudo ser así, pero ahora hay un empeño sistematizado y  organizado que busca otras dinámicas.
  5. Currículum… ¡El gran escollo muchas veces! ¡Aquello de lo que hay que dar cuenta y evaluar! ¡Contenidos tras contenidos!

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Después de escribir esto, me he tocado en Twitter con este fabuloso artículo. Qué alegría da leer propuestas así: http://educacionabierta.org/el-derecho-a-aprender-10-propuestas-para-transformar-el-sistema-educativo/ 

Otro artículo muy interesante al respecto: http://ipsicologo.com/2016/09/de-la-ensenanza-al-aprendizaje-estilos-de-ensenanza-de-los-profesores.html