Vivimos un tiempo educativo apasionante. La educación pasará, sin lugar a dudas, de la importancia de la enseñanza (obligatoria o no) al aprendizaje. Lo cual significa una multitud de pequeñas transformaciones que vamos adaptando poco a poco: la figura del profesor y la centralidad del alumno, las estructuras del aula y su movilidad, los recursos cerrados y la apertura digital del conocimiento, los currículos personalizados y abiertos… Algunos de estos cambios ya los estamos viviendo y se incorporan al aula irremediablemente, pese a las resistencias que se puedan presentar.
¿En qué se nota?
- Visión del alumno. Centrado en su interés, en su capacidad y posibilidades. No tanto por hablar de lo que carece, sino de aquello próximo en lo que puede seguir creciendo. ¡Todavía falta!
- Nuevas metodologías. Un esfuerzo enorme por adaptar la educación desde dentro de la misma educación, un auténtico reset y vuelta a empezar, capaz de cargar un nuevo sistema operativo en la escuela.
- El rol del profesor. Considerado todavía el centro del proceso, pero que poco a poco va dando un paso atrás permitiendo construir aprendizajes desde el propio alumno. Mediador eficaz, facilitador de tareas, transformador del entorno.
- Entornos flexibles. Que las aulas puedan cambiar su distribución es un paso que todo lo trastoca. Siempre pudo ser así, pero ahora hay un empeño sistematizado y organizado que busca otras dinámicas.
- Currículum… ¡El gran escollo muchas veces! ¡Aquello de lo que hay que dar cuenta y evaluar! ¡Contenidos tras contenidos!
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Después de escribir esto, me he tocado en Twitter con este fabuloso artículo. Qué alegría da leer propuestas así: http://educacionabierta.org/el-derecho-a-aprender-10-propuestas-para-transformar-el-sistema-educativo/
Otro artículo muy interesante al respecto: http://ipsicologo.com/2016/09/de-la-ensenanza-al-aprendizaje-estilos-de-ensenanza-de-los-profesores.html