Se dice del halago que celebra algo. También tiene sentido como cierre, cuando todo está terminado. Nunca es para uno mismo. Se ofrece a otro. Tiene un motivo razonable. Conquista corazones. Y ese es también su riesgo. Recibirlo como quien se rinde. O venderse previamente por una caricia o un gesto.

El cumplido sincero resulta agradecimiento. El agradecimiento sella una relación, por momentánea que sea. La relación no se sabe cómo terminará. Su meta es no tener fin, como tampoco se conoce su inicio. Por el cumplido la palabra interviene solemnemente, con exageración y bondad. Esta palabra interpreta lo que ha ocurrido y pone en valor la acción de aquel a quien se dirige. El cumplido se puede decir y no acoger, por muchos motivos. El cumplido puede esconder algo desconocido, como en Troya.

Donde el heroísmo interviene desaparecen otras facetas de lo humano. Hay tantos héroes como Herodes. Dicen que nadie rechaza ser héroe, pero es mentira. Yo los he conocido. Gente que se retira en esta última batalla y no permite que se cumpla de esta manera. O sea, que no pasaron al libro de gestas, epopeyas y danzas. No se cantó su empeño, no se veneró la terquedad. Y de estos justos se suele decir que se esconden luego en algún lugar donde no necesiten disfraz, pose o narración alguna. Siguen simplemente en las cosas de la realidad sin el ego envenenado.