presentación

Las palabras son maravillosas. Siempre lo han sido. Están recubiertas de una magia especial que las hace fuertes, activas, vivas, con capacidad de enriqueceder, si me fijo en lo bueno. Con las palabras muchos han querido cambiar el mundo, hacerlo mejor, más habitable, más humano. Las palabras sirvieron siempre a grandes proyectos, si me pienso sólo en la bondad. A través de palabras se han hecho declaraciones de amor, se han vislumbrado sueños, se han construido historias, se han cartografiado sentimientos, se han nublado miedos, se han conquistado corazones, se han tendido puentes, se han ilusionado miles y miles de personas, se han encendido pasiones, se han sufrido esfuerzos, se han alentado vidas, se han cocinado intimidades, se han alcanzado cimas inigualables. Las palabras, al servicio del bien, colocan frente al misterio.

Este blog no es nada más que una reflexión particular, muy particular probablemente, muy mía. Pienso sinceramente que las palabras cobran hoy una fuerza especial, que los nuevos mundos las sitúan en el centro, que debemos aprender a cuidar su orden para ser cuidados por ellas. Escribo sobre mi vida, sobre educación, que es mi vida, y sobre cultura digital, porque es hoy nueva forma de vida. Escribo intentando al menos pensar, darle la vuelta a las cosas, verlas con otros ojos. Las palabras aquí no son casi nunca mías, sino compartidas con otros, surgidas al calor de la conversación que viene después del asombro de la mirada y del necesario silencio. Intentaré que no cansen, pero que provoquen e inquieten, que podamos a través de ellas conocernos y conocer también el mundo.

Mis palabras serán siempre precarias, siempre debidas y endeudadas con otros, de los que aprendí y quienes me las entregaron. Siempre daré gracias a quienes me amaron y a quienes me aman, porque a ellos los escucho de forma singular y única. No puedo hacer otra cosa, porque esto nunca se puede devolver.