puente0La palabra «medio» en castellano es riquísima. Significa muchas cosas. Unas veces sirve para designar el punto equidistante y prudente, o todo lo que hay entre dos cosas. También la utilizamos para hablar de todo lo que «nos lleva» de un lugar a otro, aquello de lo que nos servimos y utilizamos para alcanzar objetivos y fines. Por un lado es un facilitador alabado, por otro señala la mediocridad de nuestra situación. Estar en el medio puede ser molesto, como en tierra de nadie, en primer lugar para quien se encuentra ahí, en esa situación, pero igualmente para otros. No tomar partido resulta molesto. La prudencia valiente incomoda a quien desea que todo esté claro y no haya incertidumbres. Los medios fueron siempre vehículos y modernidades, que nos mueven. Pero también nos traen. En la sociedad de la comodidad confundida con el bienestar pasivo, los medios sobre todo nos traen cosas a las pantallas. Los medios nos muestran la realidad, o eso dicen. El peligro y el riesgo del medio está servido.

Muchos puentes y muchos medios que no llevan a ningún lugar, por otro lado. Enredados entre cosas sin levantar en exceso la mirada. Los medios adormecen, se han dedicado a entretener. Los medios elogian la libertad y se extienden como la pólvora sin que nadie tome decisiones. Ningún medio puede mostrar la verdad a nadie. La verdad tiene que ser descubierta fuera de la indiferencia y la inactividad. Los medios que alimentan sueños mata por inanición, por falta de hambres de diversa índole, por fomentar el conformismo de lo que se ve sin dialogar, de lo que se cree conocido sin haber viajado, abandonado y dejado la propia casa y las propias seguridades.

Perdonad el tono crítico. Escribo antes para mí que para otros.

No necesitamos medios, tampoco mediadores permanentes que nos guíen, conduzcan, enseñen, digan. Sobran medios, faltan fines. Sobran medios, faltan experiencias reales que no sean de laboratorio, controladas por dosis probéticamente, supervisadas siempre por otros, alejando el error, la caída, la pérdida o el despiste. Todo esto se descubre cuando hay un fin que no se alcanza. Pero el medio, por sí mismo, no revela absolutamente nada. Medios y medios, cansancio y más cansancio, vueltas y vueltas, aburrimiento supino. Facilidades para quien no quiere todavía moverse porque no sabe dónde dirigirse. Masas controladas a distancia. Masas y masas de personas.